21 de Noviembre de 1957
Ese día empezó a tambalearse la dictadura
Había yo llegado a Caracas procedente de mi lejano pueblo natal, Río
Caribe (Estado Sucre), para ingresar a la Escuela Técnica Industrial en la Ciudad Universitaria. Allí mismo, en su residencia estudiantil, vivíamos los alumnos (teníamos cama, comida y lavandería). Para mí, la ETI fue como una bendición, porque desde que yo había salido del sexto grado transcurrieron tres largos años esperando una oportunidad, y sin poder estudiar mas nada, porque en mi pueblo aún no teníamos Bachillerato. Ya estaba resignado a quedarme en el pueblo, y quizás allí iba a dedicarme a la carpintería de botes de pesca artesanal, un oficio que heredaba de mi padre.
Por fortuna, en 1958 tuve la oportunidad de viajar a Caracas para estudiar en una prestigiosa Escuela Técnica Industrial de los Chaguaramos. Esta institución ya no existe, pues la desaparecieron de un plumazo por el decreto de un gobierno en la era democrática, a pesar de que era bien reconocida, por su excelente nivel académico. Allí se impartía formación tecnológica en varias especialidades: Mecánica, Electricidad, Electrónica, Química, Petróleo y Geología y Minas. Uno se graduaba en seis años, y de inmediato nos llovían ofertas de trabajo en diversas industrias, sobre todo en las petroleras, eléctricas y siderúrgicas.
En la ETI se comenzaba en un Ciclo Básico con actividades de ocho horas diarias. Con asignaturas teóricas y talleres básicos de formación artesanal: Fundición, Herrería, Carpintería, Ebanistería, Plomería y Ajustaje. Desde el primer año ya veíamos materias rompe coco o tres Marías: Física, Química y Matemáticas. Ese ciclo básico yo lo aprobé con buenas calificacionesas, y por eso me gané una beca de la Compañia Shell de Venezuela (era de trecientos bolos mensual ).
La última boleta con final Feliz al egresar de la ETI después de estudiar seis años tumultuosos en medio de paros, protestas y allanamientos
(1957 - 1963)
Al egresar de la ETI en 1963 me fuí a trabajar como Técnico de Telecomunicaciones en la Compañia Shell de Venezuela, la empresa que me había becado. En los campos petroleros trabajé por dos años, hasta que en 1965 decidí continuar mis estudios y regresé a Caracas para estudiar Física en la Facultad de Ciencias de la UCV, al mismo tiempo yo trabajaba como Técnico en el Centro de Fisica del IVIC. En 1971 me gradué de Licenciado en Física, en plena intervención de la UCV por el gobierno.
...Retrocediendo en el tiempo....
Esta anécdota que voy contarles se refiere a unos sucesos acaecidos el día 21 de Noviembre de 1957, estando yo recién llegado a la capital, y cuando ocurrió aquella famosa marcha estudiantil, en protesta contra la dictadura de Pérez Jimenez. Ese día en la ETI realizábamos las prácticas en los talleres, en un ambiente de mucho orden y disciplina, pues el Profe no daba tregua para descansos ni distracciones. Lo único que allí se escuchaba era un ensordecedor concierto de sonoros martillazos y chasquidos de limas y seguetas.
Vestidos de
bragas azules y sudando la gota gorda en el taller, no estábamos al tanto de los acontecimientos que en esos momentos sucedían en la vecina UCV. Era por los lados
del Aula Magna, donde un grupo de estudiantes interrumpió las deliberaciones de una
Conferencia Internacional de Cardiología. La juventud se había
lanzado a manifestar abiertamente contra la dictadura, y el meollo de la protesta
era contra el plebiscito propuesto por Pérez Jiménez. Los
estudiantes decidieron dejar oír su voz, ya que eso no era más que un nuevo
fraude orquestado por el dictador, una señal inequívoca del temor que tenía de
contarse de nuevo a través de elecciones limpias.
Cuando nos encontrábamos en el taller en plena faena, de repente hizo su aparición un
grupo de alumnas de la vecina UCV. Las muchachas habían logrado violentar el portón principal de la ETI, neutralizando
al cuerpo de vigilancia. Ellas llegaron buscando nuestro apoyo, se repartieron por las
aulas y los talleres, arengándonos con un megáfono, para que también saliéramos a protestar a la calle.
El miedo cundió entre nosotros porque la
ETI ya había sido cerrada por la dictadura en el año anterior, fue cuando botaron al Dr. Luis Caballero Mejías, su fundador y Director por mas de 20 años. Allí fue donde él hizo su maravilloso invento y patentó la «famosa Harina Pan». Siempre estuvimos bajo la mira de las autoridades de turno por la fama que teníamos de ser unos rojos agitadores.
Estábamos muy asustados y no le parábamos bolas al discurso de la chica, porque la ETI ya la habían cerrado por un año.
Luego de una pausa con un ensordecedor silencio, la chica sin pensarlo dos veces, apeló a un recurso muy
infalible para persuadir a esa audiencia de puros hombres:
«Ella se levantó su bonita faldita y nos lo enseñó casi todo»
No lo podíamos creer, era
un hermoso
espectáculo que alborotaba las hormonas masculinas. Pero no era para que
lo disfrutáramos, pues al mismo
tiempo, estaba muy enfurecida y nos insultó a todo pulmón:
«Ustedes los de la ETI son una cuerda de culillúos, deberían llevar puestas mi pantaletica »
Esta ofensiva frase nos cayó como una bomba desvastadora. Pero surtió el
efecto que no había podido lograr el bonito discurso filosófico e ideológico de la anterior lider estudiantil . Esta nos dejo tan turulatos que nos veíamos las caras unos con otros, hasta que un compañero enfurecido rompió el silencio ...
« Cómo es la vaina?, ningún hombre aguanta que una mujer lo tilde de cobarde, no joda,» Ni de vaina nos vamos a quedar con los brazos cruzados, vámonos tambien... levantando el martillo y la cegueta »
«21 de Noviembre de 1957»
El mural de Mateo Manaure de la Escuela Técnica Industrial, ese día fue testigo de las protestas estudiantiles. Dos meses después cayó la dictadura, y vino la era "democrática" en la que la ETI fue eliminada, como un castigo por su protagonismo en las protestas estudiantiles.
En cuestión de segundos, guardamos las herramientas en las gavetas y dejamos solitario al Profesor Amaya. Salimos todos hacia la Plaza los Símbolos, allí nos encontrábamos con una multitud enardecida que lanzaban consignas con pancartas y megáfonos. Luego emprendimos la marcha a lo largo de la avenida Roosvelt, en dirección a Prado de María; buscando el apoyo de las chicas de la Escuela Normal Gran Colombia.
Pero aquella entusiasta algarabía «tardó menos que
lo que dura un peo en un chinchorro». Al llegar a la plaza Tiuna, empezaron a salir patrullas y policías, por todos lados, empuñando «rolos y peinillas» y repartiendo porrazos y planazos a diestra y siniestra.
El pánico cundió, y salimos despavoridos, buscando la mejor ruta de
escape. Pero agarraron a muchos de mis compañeros y se los llevaban enjaulados para que hicieran una pasantía nada recreativa a los sótanos de la SN, en la Avenida México, era «La Tumba» de la época.
«El cacique Tiuna fue un mudo testigo del berenjenal cuando por todas partes salían policías empuñando rolos, cachiporras y peinillas relumbrantes con el Sol, repartiendo planazos a diestra y siniestra»
Yo que era un inocente pueblerino, menos mal que andaba en compañía de un veterano caraqueño, el negrito «Pedro Regalado». Fuimos a parar a un restaurante enfrente de la Plaza Tiuna y nos sentamos en una mesa al fondo del local, y ordenamos para comer mondongos (a dos bolívaritos). Pero de repente aparecieron dos policías cara e' perros y rolo en mano. Casi nos
cagamos del susto cuando vimos que un gendarme nos señaló con su dedo acusador.
Carajitos con uniformes de la ETI, vengan acá.
Muertos de pánico, nuestro salvador fue el señor italiano dueño del local,
porque fue quien les salió al paso y logró persuadir a los uniformados de que éramos sus clientes. Así fue como los policías de pendejos se tragaron la coba y muy convencidos se largaron pal' carajo.
« Un mondongo me salvó de que no me llevaran preso»
Yo no
lograba atinar a llevarme la comida a la boca, pues estaba tan nervioso que cada vez que
lo intentaba, se me botaba de la cuchara; es que no podía
controlar la tembladera de mi
mano. Aunque éste fue un suceso muy infeliz, lo recuerdo con nostalgia y cada vez que veo un plato de mondongo echando humo se me hace la boca agua.
Dos meses después caía la tiranía: 23 de Enero de 1958
Ya ha pasado mucho tiempo desde
que sucedieron estos acontecimientos que bataquearon esa dictadura, y cayó dos meses después. Esos gloriosos momentos del 21 de noviembre de 1957 dejaron establecida la
fecha para conmemorar el Día del Estudiante Universitario, como un
homenaje a aquellos que en esos tiempos tuvieron el valor de luchar por sus ideales de libertad
y democracia.