Ya han pasado mas de cincuenta años desde que transitamos por las aulas de la Facultad de Ciencias de la tricentenaria U-U-U...UCV, mi querida alma mater. Fueron esos hermosos tiempos, de vivencias estudiantiles que disfrutamos y ahora recordamos con nostalgia (1965 - 1971).
Era una época en que todavía no había hecho su aparición la maravilla tecnológica moderna del Teléfono Celular Inteligente. Tenemos ahora esta bendición que nos permite difundir mensajes y compartir contenidos, mediante las redes sociales.
¿Será por culpa del «Bendito Celular» que la rutina y los hábitos de los jóvenes de hoy en día, han cambiado tanto? Es que ahora ellos se han vuelto tan dependientes, que ni siquiera lo sueltan cuando les dan ganas de salir a la carrera para los baños.
«Este pendejo sigue pegado de su celular,
al montarse en el trono de prisa
y cada vez que le llega un
whatsapp,
le provoca cagarse, pero de la risa»
Esto nos lleva a recordar los viejos tiempos de cuando estábamos en las aulas de clase y de pronto nos pegaban las ganas de ir con urgencia a esos sagrados recintos. Allí, mientras hacíamos las necesidades, nos deleitábamos leyendo los mensajes que adornaban las paredes, con curiosas reflexiones que nos causaban tanta gracia.
Eran mensajes inspirados en sus vivencias del día a día, que las dejaban plasmadas con dibujos y frases muy graciosas y ocurrentes. Pero habían algunos escritos que eran muy elevados de tono con asuntos alusivos al tema sexual, producto de la chispa y picardía de ociosos y jodedores, cobijados bajo el anonimato...
Estos eran algunos mensajes de los que ahora recordamos...
También habían otros mensajes mas poéticos:
Entre los placeres mundanos sin pecar,
el que mas uno disfruta es «Defecar».
Queda el «Culo» complacido
y la «Mierda» en su lugar.
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