Reminiscencias de un RioCariloco Arrinconado por el Coronavirus

        Escudriñando el baúl de los recuerdos en tiempos del Coronavirus                       Ante el acecho del implacable coronavirus y a...

Qué tiempos aquellos cuando los nietos eran chiquitos

 by Douglas Figueroa

 

 

Jugando en una tablet con Lorenzo (Chicago, USA - 2013)

 

 


 Con Charlotte, Douglitas y Samantha, de picnic (Wales, UK - 2015)

 


 Con Mercedita, Sofía y Oriana vacacionando (En Pampatar 2014)
 
 


Uno + Tres + Tres = Siete nietos (en tres distintos lugares del mundo)
 
 

 
Al día de hoy, este viejo caballito correlón ya ha dado ochenta y pico de vueltas en sus jornadas completas después de haber hecho tantos viajes año tras año alrededor del Sol. Al haber transcurrido ese tiempo, no sabemos si el caballito ahora cansado aguanta un nuevo trote de cargar ese jinete pues ahora es un muchacho grandulón.
 

Estas son son unas añoranzas y remembranzas de un típico abuelito melancólico salpicado por esa otra pandemia que en estos tiempos modernos ha separado a tantas familas venezolanas: «la migración»
 


Premio María Teresa de Calcuta para ese Excelente Profesor

By Douglas Figueroa


GAJES DEL OFICIO DE UN PROFESOR

(Cuento con un final bien feliz)

  

       Era el día en que culminaba el trimestre académico en la Universidad del Sur de Baruta (USB) y al llegar el momento de llenar las actas de entrega de notas, el profesor se da cuenta que habían quedado cuatro alumnos rezagados, «raspaos casi en la raya» porque no les alcanzaba la nota, al haber faltado a uno de los Exámenes Parciales. Estos estudiantes, ejerciendo el «derecho a pataleo» le pidieron al profesor que les diera una segunda oportunidad; justificaron la falta argumentando que ese día por casualidad los cuatro andaban juntos y no habían podido llegar a la hora del examen porque, según ellos...


 «Lo que nos pasó ese día  fue que  subiendo para la USB, tuvimos la mala leche, de que al autobús se le espichó un caucho en la autopista»

 

        El Profesor fue bien comprensivo, y aceptó la excusa de ese percance que tuvieron, accediendo con agrado a hacerles un nuevo examen. Se le ablandó tanto el corazón que hasta les prometió que iba a ponerles una sola pregunta, y demasiado fácil, ya que a fin de cuentas apenas les faltaban unos punticos para aprobar la asignatura. 

 

            Los muchachos salieron muy contentos y se fajaron a repasar la materia con mucho ahinco, por si acaso les fuera a poner una «conchita de mango» en ese bendito examen de recuperación. Pero la alegría les duró poco porque cuando se presentaron a la prueba, se llevaron una gran sorpresa; los cuatro chamos se quedaron boquiabiertos y turulatos, mirándose las caras al darse cuenta que no les preguntaron nada de la teoría que habían estudiado con tanto esmero, y el colmo fue que la pregunta que salió era burda de bien extraña:

 

EXAMEN DE RECUPERACIÓN


                          Nombre: _____________________________                             

                          Carnet No:_________ , Cédula No:__________

 

PREGUNTA ÚNICA (Valor 10 puntos)

En la foto de abajo, señale con una flechita, cuál fue la rueda que se le espichó al autobús de la USB y por lo cual perdieron el examen aquel día.

 


        Al salir de aquel examen tan breve, que duró lo mismo que un peo en un chinchorro, los chamos quedaron muy enfadados y echaban chispas de la tibiera que agarraron. Estaban decepcionados y muy enfurecidos cuando se dieron cuenta que, por haber respondido al tin marin aquella tóxica pregunta, los cuatro salieron jodidos y reventados con el azar y la teoría de las probabilidades. Tuvieron la mala leche de que no acertaron a coincidir ninguna respuesta entre ellos porque cada quien había seleccionado una rueda diferente para explicar lo de ese autobus accidentado. 
 
        Creyendo haber raspado la asignatura y con mucha razón, porque fueron agarrados en tamaño embuste, entonces salieron echando peste y despotricando del Profesor. A ellos les entró un tremendo reconcomio y pronto iban a desquitarse de ese bicho malvado, cuando fueran a llenar la «Encuesta de Opinión Estudiantil»; iban a rasparlo también para que así se quedara rayado para siempre, ganándose la mala fama si se llevaba el odioso:

  «Premio Bin Laden por ser muy Duro, Maluco, Irónico, Ácido, Desconfiado, Ofensivo, Sarcástico, Rencoroso, Mal intencionado, Sangre e'chinche y Mala gente.
 
 
       Pero sucedió el «milagro» porque después, cuando ellos acudieron a buscar el resultado de sus notas, se encontraron con la agradable sorpresa que los cuatro habían salido aprobados. Esto no lo podían creer y además su profesor mostrando una pícara sonrisa, los felicitó efusivamente. Haciéndose de ingenuo e inocente les dijo, que el asunto de la prueba era para cumplir con la formalidad del examen y también asegurarse que fueran a dedicarse con seriedad y esmero a prepararse para la prueba
 
 
        Enloquecidos de la emoción y desbordantes de tanta alegría, aquellos chamos salieron en volandilla a celebrar muy contentos al «Cafetin El Ampere». Allí en medio de todo el mundo colmaban de elogios y alabanzas a su adorado Profe, haciéndole una especie de campaña electoral; lo que buscaban era promocionar su nombre para que saliera favorecido en las encuestas y le otorgaran el mas apetecido premio:

 
«Premio Madre Teresa de Calcuta, por ser una persona con un gran corazón, un Pan de Dios, Tierna, Dulce, Bondadosa, Solidaria, Pana-burda, Blandengue y muy Buena gente»
 
 
 
Este premio: No      Este premio: Sí 
 
   Seguramente que el Profesor que se ganó el Premio Madre Teresa en esta simpática anécdota, era un personaje muy veterano y un zorro viejo, experimentado en estos gajes del oficio; con las típicas vivencias de no dejarse meter cobas ni tampoco comer cuentos chinos, ni de camino. Gracias a la ingenuidad de la pregunta que colocó en ese examen, no solo consiguió que le otorgaran ese premio gordo de mérito académico; sino algo que es mas importante en este mundo, de ahora en adelante ya nadie le iba a ver «cara de pendejo»
 
...Final bien feliz...
 
El Profe de este cuento resultó ganador
 de tan honorable distinción académica
 
 
 
«Moraleja»
 
Es mejor que uno diga siempre la verdad, porque si lo agarran en el embuste, la nariz se le va a poner grande y colorá, como sucedió en aquella bonita fábula de Pinocho, el muñeco que vino de la isla Madeira.
 
 
 
 Nota curiosa: Aunque Ud. no lo crea...
 
 
Esta es la cédula venezolana que le dieron a la Santa «Madre Teresa de Calcuta» en la época cuando convivió con sus hermanas misioneras religiosas de la caridad, en el pueblo de Cocorote, Estado Yaracuy.