Reminiscencias de un RioCariloco Arrinconado por el Coronavirus

        Escudriñando el baúl de los recuerdos en tiempos del Coronavirus                       Ante el acecho del implacable coronavirus y a...

Eso le pasa por escupir para arriba y orinar contra el viento

by Douglas Figueroa

       

        

        Escupir por la calle o en lugares públicos es un acto muy feo y antihigiénico, que constituye una falta de respeto hacia los demás y demuestra tener una deficiente educacion y civismo. Pero lo mas grotesco es lanzar el buche de saliva para arriba con desparpajo, porque si no se aparta a un lado, la fuerza de la gravedad se lo devuelve a su cara, ya que todo lo que sube a juro tiene que bajar.

 

Lo que quizás muchos no sabrán es que tampoco se salvará de recibir de castigo su escupitazo, quien haga la misma gracia mientras vaya andando en bicicleta o en una patineta, creyendo que la va a dejar atrás, porque su asqueroso regalo lo perseguirá hasta darle alcance, así que por dárselas de gracioso, se arrepentirá al salirle la misma morisqueta. 

 

 

Cuando a este niño travieso en la patineta se le ocurre lanzar su salivazo hacia arriba, él no contaba que mas adelante la saliva lo iba a alcanzar en su cogote.

 

        Es de todos conocido que la famosa «Teoría de la relatividad» de Albert Einstein, fue propuesta por él unos trescientos años después que Galileo Galilei hubiese llamado la atención acerca del carácter relativo que tienen los movimientos de los cuerpos. Galileo ya afirmaba que las trayectorias que siguen los cuerpos al moverse no eran únicas sino que siempre van a depender del punto de vista del observador, es decir, del marco de referencia donde se encuentren ubicados. 

 

 La relatividad del movimiento: Todo depende de quien lo mire


 

Los señores sentados enfrente se quedan estupefactos cuando ven que esa saliva echada al aire, sigue la «Trayectoria Parabólica».  En cambio, el niño que se desplaza en la patineta a velocidad constante, observa que su saliva se le devuelve en una «Trayectoria Rectilínea», como si él hubiese estado parado sin moverse

 

        En las clases de física tenemos un experimento que ilustra con sencillez el evento sucedido con el niño, por escupir para arriba cuando iba desplazándose en la patineta.  Este consiste en el lanzamiento vertical de una pelota desde un carrito de juguete que va moviéndose en línea recta sobre ruedas de poca fricción. Nuestro trencito tiene provisto un mecanismo para lanzar la pelota mediante un resorte disparador que se puede activar en el momento justo antes de que el tren vaya a entrar a la boca de un túnel de corto trayecto.
 
 
        Imagínate que este trencito fuera mas bien de los de verdad y que tu vayas viajando sobre él montado como un pasajero de observador. ¿Qué te esperas que suceda con la pelota después de que el tren salga por el otro lado del túnel?. Quizás pienses que la pelota se va a quedar atrás, porque ya te has despedido de ella y no la vayas a volver a ver. Pero te quedarás sorprendido porque ya verás lo que sucede... 


 
 

La pelota lanzada hacia arriba, al viajar por el aire y después de pasar al otro lado del túnel, siempre va a terminar cayéndole encima al trencito.

 

        Como ya ustedes se habrán dado cuenta, cuando el tren va en movimiento por la pista recta a velocidad constante, además de lanzar la pelota verticalmente, también le imprime una componente horizontal de velocidad, que es la misma que lleva el tren. Por lo tanto, la pelota seguirá avanzando en el aire ubicándosele siempre encima al tren, y al descender le tendrá que dar alcance. Este resultado era de esperarse porque como bien lo decía Galileo: Las leyes de la mecánica son exactamente las mismas para cualquier observador, sin importar que él se encuentre en reposo o que se esté moviendo con una velocidad uniforme.



Tampoco se debe orinar contra el viento, esa sería otra mala idea

 

        A todos nos puede suceder cuando andamos por la calle, que de repente nos entran unas ganas de orinar inaguantables, y en ese momento muchas veces no encontramos un meadero cercano para salir del apuro. Podemos correr con tener la buena suerte de ver algún establecimiento donde tengan baño y esa sería la gran salvación. Pero también nos podríamos llevar una desagradable sorpresa de toparnos en la puerta con el siguiente odioso letrero de una inesperada advertencia discriminatoria.

 


El pobre Homero muy desesperado dice: 

«Son unos miserables y desgraciados esos coños de su madre, yo estoy que me meo los pantalones y ya no aguanto más. ¿Qué hago


        Ante esta apremiante circunstancia, a la persona no le queda mas remedio que dejarse de pendejadas y salir esmachetado a ver si consigue un lugar discreto y apartado en la calle para desahogarse. Lo mas lógico sería buscarse un sitio por donde no vaya a pasar la gente curiosa mirándolo, como algún «callejón solitario» o «correr al monte» y taparse como pueda a escondidas detrás de un árbol. Pero un detalle en lo que sí debe estar muy pendiente es que en ese sitio no sople viento que lo vaya a agarrar de sorpresa, y si esto le llega a suceder él debe afinar bien su puntería, porque el viento siempre tiene las de ganar y le puede echar una vaina.

 


«Estaba muy apurado y el viento traicionero le devolvió su regalo»

 


 

 Bien lo dice este dicho: «Un hombre sabio no orina contra el viento»

 

 

 En conclusión ...

 

 

Para finalizar, aquí les vamos a mostrar el video de un caso curioso, al estilo de los hechos anecdóticos que tanto nos deleitan del popular y ameno programa radial «El Insólito Universo». Unos cuentos que también se podrían llamar «Créanlo si les da la gana», lo mismo que aquellos que escribía Ripley en su columna:

  

        Los caninos nos llevan la ventaja a los seres humanos, pues cuando a ellos les entran las ganas de orinar, no se cohiben porque tienen a su disposición todos los espacios a su alrededor para echar sus meaditas, sin ninguna necesidad de andar pidiéndole permiso a nadie. Aunque ellos son bien precavidos y siempre buscan apoyarse de una pared o un árbol, levantando una patica para no mojarse. Además, en el caso que sople un viento, ellos apuntan bien sacándole el cuerpo en dirección contraria para que su «miao calentico» no les vaya a salpicar. 

 

        Pero no todos los caninos andan por allí realengos echando vaina y dejando sus meadas en cualquier parte que los agarre en el momento o donde les dé la gana. Porque aquí les vamos a mostrar un video que vimos en internet, y es el caso insólito de un perrito bien fino, pulcro y exquisito, que a la hora de hacer sus necesidades, él mismo va derechito en busca de un baño para salir del apuro. Su conducta es la de un canino bien responsable, cuidadoso y de muy buenos modales; él debe servir de ejemplo a seguir para que lo imiten ciertos individuos mal educados que tenemos entre los humanos.


 
¡ Aunque Usted no lo crea !
 
«El mundo sería muy diferente si todas las personas fueran como él»
 
 

 
 


 







 

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