by Douglas Figueroa
Franklin voló un papagayo en medio de rayos y centellas
En la historia de la física, es muy conocido el episodio del famoso experimento realizado en Filadelfia por Benjamín Franklin, un hombre polifacético que desempeño muchos oficios: Estadista, escritor, tipógrafo, político, pronosticador del tiempo y de ñapa, como aficción dedicaba sus ratos libres a la investigación científica e inventiva porque sentía mucha curiosidad por los fenómenos naturales.
Sus aportes a la ciencia alcanzaron notoriedad mundial y su fama lo convirtió en el primer Físico nacido en una colonia británica al que los exclusivos y elitescos círculos académicos Europeos reconocieron sus notables méritos científicos.
Benjamín, un día acompañado de su hijo salió con un papagayo a un campo abierto bajo truenos y relámpagos. En esa época habían creencias muy arraigadas entre la gente de que los sonoros explosivos y relampagueantes rayos producidos durante una tempestad era producto de un fenómeno sobrenatural en el que el hombre no debía interferir porque procedían de la mano divina de Dios.
Se decía que era la ira de Dios para infundir respeto cuando estaba muy enfadado y mandaba desde allá arriba esas señales de advertencias y llamadas de atención a los hombres por sus faltas cometidas; con rezos y plegarias debían mostrar arrepentimiento de sus pecados y debían portarse bien de ahora en adelante.
Benjamín era fiel creyente pero él no creia en esos cuentos de caminos y como todo científico, siempre fue un curioso observador; estaba convencido de que esos truenos y relámpagos era un fenómeno tan natural como la misma lluvia, y originado de la emisión de luz por descargas eléctricas saltando desde las nubes repletas de cargas, que era lo que causaba tan estruendosos chisporreos en cada desahogo contra el suelo.
Ese
histórico día, él voló su papagayo tan
alto como pudo, pero no era un juego para divertirse con su hijo, sino
que estaban haciendo un riguroso experimento muy temerario y
arriesgado de verdad, haciéndole cosquillas a las nubes. Él había
conectado la cuerda con que
sostenía el papagayo a un capacitor primitivo conocido como botella
de Leyden, y se dio cuenta que durante la tormenta dentro de ese
frasco de vidrio empezaban a saltar las chispas alborotadas.
Esto era una comprobación fehaciente de que el rayo atmosférico y la electricidad producida en los laboratorios de física son fenómenos de la misma naturaleza, porque las nubes en el cielo estaban repletas de cargas eléctricas y en su experimento eran enviadas a tierra a través del hilo conductor de la cuerda humedecida.
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El histórico experimento de Benjamin Franklin junto con su hijo remontando un papagayo bajo el cielo relampagueante durante una tempestad y arriesgándose a que los partiera un rayo
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Los fulminantes rayos a veces causaban fatales estragos y además de matar mucha gente, provocaban incendios y le prendían candela a las iglesias y viviendas de madera. A Benjamín se le ocurrió la genial idea de colocar puntas metálicas afiladas y sobresalientes de los tejados para conectarlas por cables a unas estacas de hierro clavadas en la tierra. Esto lograba concentrar las líneas de campo eléctrico durante las tempestades y de esta manera, podía "robarle" la electricidad a las nubes de manera silenciosa y así evitaba las tragedias.
Acababa de nacer el famoso «Pararrayos», para la eterna gloria de Benjamín Franklin, y ahora gracias a él la gente podía dormir tranquila porque estaban protegidas por su bendito invento: «llueva, truene o relampaguee».
El pararrayos fue solo uno de los tantos inventos que se le ocurrió a Benjamin; quien hizo valiosos aportes tecnológicos y científicos porque para él toda investigación debía estar encaminada a mejorar la vida de la gente y por eso su incansable búsqueda de soluciones ingeniosas, muchas de sus ideas no las patentaba y permitía su libre difusión.
Benjamin no pudo dedicarse por entero a la ciencia porque su principal interés en esa época fue trabajar intensamente en apoyo a George Washington, héroe de la guerra que liberó a su pais de la condición de colonia; y él fue uno de los mas activos participantes en la redacción del acta de declaración de su independencia.
Hasta hace poco por acá por Venezuela la imagen
de Benjamín Franklin no era tan conocida;
hubo que pasar mucho tiempo para que se volviera un
personaje muy popular, y no precisamente por su famoso papagayo. sino el privilegio que le tocó por que su
legado patriótico lo hizo merecedor de que su cara muy sonriente se destacara en
el sitio de honor de las lechuga$ verde$ de
a cien que son las que ahora rigen la empobrecida vida del venezolano.
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