Reminiscencias de un RioCariloco Arrinconado por el Coronavirus

        Escudriñando el baúl de los recuerdos en tiempos del Coronavirus                       Ante el acecho del implacable coronavirus y a...

Corran la bola

By: Douglas Figueroa

                                   

Bolas van y bolas vienen


En el léxico popular del Venezolano, «Echar a correr una bola» significa difundir una información, un hecho noticioso o un falso rumor, con la intención de que vaya dándose a conocer a otras personas, y así se propague como en una cadena. Aquí damos unos ejemplos:

 

«En mi trabajo hoy se corrió la bola de la inminente renuncia del Jefe, en vista de que ya él no dá pie con bola, dicen que decidió tirar la toalla». 

 

«Hoy había mucha tensión y nerviosismo porque se corrió la bola que viene por ahí una reducción de personal y hay una lista con mas de la mitad que van a botar» 


«Se corre la bola que viene un nuevo aumento del precio del papel tualet, y vamos a tener que volver a usar el papel periódico. Lo malo es que ya ni periódicos hay, y tendremos que echar mano de las tusas, como se hacía en tiempos de matusalen»

 

 Hay muchas bolas de distintos colores y sabores, pero las mas frecuentes son esos divertidos chismorreos del tipo farandulérico que pone a correr un jodedor sin oficio, para alegrar un poco el ambiente. Esto mantiene a la gente entretenida y actualizada porque gozan un puyero al enterarse de las andanzas y tragedias de las vidas ajenas.

 

 
Echa a correr la bola

 

En otros tiempos las bolas viajaban a la velocidad del sonido de boca a oreja por el aire, así se regaban como pólvora por todas partes, pero bien despacito. En cambio ahora, las bolas se propagan al instante porque viajan a la velocidad de la luz, gracias a que las ondas electromagnéticas las transportan entre celular y celular en un santiamén; a través de las redes sociales nos llegan bien calienticas como si la acabaran de sacar del horno, desde cualquier parte del mundo. 

 

¡Corre la bola!

  

Los celulares a cada rato le están sonando a la gente con las novedades del momento, es un bombardeo incesante de «bolas que van y bolas que vienen» y se difunden con carácter pandémico, a millones de usuarios ávidos de estar dateados que las comparten al instante.

   

      Hay bolas que pueden ser interesantísmas y nos gusta mucho que nos las manden, para estar al corriente de lo que sucede en la calle, sobre todo las que son muy valiosas, las que traen una información seria, veraz y oportuna, apegada a la verdad y que pueden ser de utilidad. El llegar a conocerlas es un privilegio que se tiene porque al estar bien dateado, la vaina que pueda suceder no lo va a agarrar a uno de sorpresa.

 

 

Correr una bola es difundir una noticia o un rumor que vaya de persona en persona, como sucede en estos tiempos con el Covid-19. La analogía es pertinente porque por lo general, la bola es distorsionada en el camino y al final, aparecen otras versiones, como ocurre con las mutaciones que dan origen a las variantes del virus original

 

       Se difunden muchas bolas que son sospechosas e inspiran gran desconfianza; hay que tener extremo cuidado con ellas, y estar muy atentos porque pueden haber sido mal interpretadas o distorsionadas en el camino. De esta forma terminan siendo tremendas falsedades, rumores infundados, que buscan provocar nerviosismo e inquietud en la gente; me refiero a las llamadas «Fake news» que en criollo le decimos simplemente «pura coba»


        En ocasiones es muy evidente cuando se trata de que la bola es una coba, pero muchas veces no es nada fácil distinguir las bolas creíbles de las que son falsedades. La credibilidad de una bola no le viene porque haya pruebas directas y confiables que la sostenga, sino porque hay mucha gente que se la cree ciegamente, y sin reflexión alguna luego la repite como un loro sin verificar su fuente y su contenido, como suele suceder cuando increpas a tu fuente directa y recibes esta típica respuesta:

 

        «Es la pura verdad porque eso me lo contó mi vecino que se lo oyó a la muchacha que le trabaja, quien viene siendo sobrina de la dueña de una peluquería, y allí se lo dijo una de sus clientes, cuyo esposo es un taxista a quien se lo dijo un pasajero bien dateado que es chivo grande del gobierno … etc ...». Así sigue la cadena, siendo casi imposible llegar a informarse de su veracidad y procedencia inicial.

 

  
Hay bolas que cuando se echan a correr, en el camino van mutando al pasar de boca en boca, de modo que si le llega a la fuente original de regreso, lo que queda es una versión diferente e irreconocible (como sucede con la variante beta del covid-19).
    

  

        En el ámbito de la politica, es muy natural que las bolas que se echan a rodar siempre giran en torno a temas que buscan desacreditar al adversario. A veces pueden estar bien fundamentadas en hechos ciertos o evidentes, pero a su contenido le suelen dar toques tóxicos y maliciosos, para sacarle provecho poniéndolo a circular en un momento oportuno; pero puede llegar a ser muy peligroso difundir las bolas con mala intención porque la vaina puede salirse de control. 

 

    Recordemos lo que sucedió aquel Febrero del año 1989 cuando hubo el lamentable estallido social conocido como El Caracazo, cuyas causas parece que tuvieron que ver con la aplicación de ajustes económicos siguiendo una receta de tendencia neoliberal, pero que la punta de lanza de los run runes fue precisamente esta inocente bola: 

 

«Por ahí se corre la bola de que van a aumentar la gasolina» 

 

        Era el primer aumento en el precio del combustible que se anunciaba en mas de veinte años y apenas era la ñinguita de 30 céntimos por litro, porque la gasolina ya había llegado a ser mas barata que el agua embotellada. Pero esta medida cayó como una bomba que resultó muy explosiva porque luego hubo una oleada de protestas, disturbios y saqueos callejeros con saldo de muchos fallecidos, lo que terminó desencadenando la caída del gobierno de turno. 

 

        Esto le sucedió a Carlos Andrés Pérez quien era un político muy astuto y bien veterano en el oficio, pero él se había olvidado de aquella famosa frase que antes siempre repetía su colega el viejo zorro Rómulo Betancourt, quien sabía mas por diablo y zorro que por viejo:

 



2 comentarios:

  1. Vistas la diversidad y la cuantía de las "Bolas en cuestión", me quedo con los BOLEROS. Y... Como siempre, bien sabroso...

    ResponderEliminar
  2. No lo dices, pero fácil se cae en una bola falsa cuando el que te la pasa es de los que consideras privilegiado en informaciones ciertas y esta persona cayó al no confirmar la falsa comunicación

    ResponderEliminar