by: Douglas Figueroa
Con motivo de las vacaciones escolares, al fin tuvo lugar el anhelado reencuentro entre mis tres hijos y siete nietos,
quienes ya tenían un largo tiempo sin verse, desde mucho antes de la aparición de ese fulano Covid-19. Este alegre acontecimiento familiar, resultó muy «tierno y emotivo», con muchos abrazos y «lagrimeos nostálgicos», según lo pudimos ver en las imágenes que nos mandaban en cada llegada. Aunque también fue un «recibimiento bien caluroso» porque tuvo lugar en la ciudad de Madrid, España, bajo el calorcito sofocante del verano en sus cuarenta y pico grados bien candentes a la sombra.
Nos imaginamos que al llegar, lo primero que ellos preguntaban a la gente en la calle con desesperación era, dónde carajo quedaban las heladerías para calmar un poco la sed bajo tan sofocante calorcito del verano Madrileño.
Estos viajeros acompañados de sus padres para reencontrarse con sus primos hermanos y tíos, tomaron diversas rutas desde los respectivos países de residencia: Venezuela, Estados Unidos y Reino Unido.
Desde Caracas, les deseamos a los viajeros que pasaran unas vacaciones bastante placenteras pues las tienen muy bien merecidas, después de haberse fajado cada uno con mucho tesón y ahinco, logrando un exitoso avance académico en sus respectivos estudios, a pesar de los obstáculos impuestos por el Covid. Esperamos que esta corta estadía vacacional la hayan disfrutado en la grata compañia de sus padres y tíos, junto a sus familiares residentes en la bella ciudad de Madrid. Dios quiera que la próxima vez ese hermoso reencuentro de todos, tenga lugar al lado de los abuelitos en nuestra querida patria Venezuela.
El hermoso e inolvidable reencuentro en Madrid de mis tres adorados hijos «Mercedes, Douglas y Carolina», desbordando alegría y felicidad.
Verlos a todos juntos bien saludables y alegres, es un hermoso regalo de la vida que me llena de gran orgullo y satisfacción en lo personal. Siento que valió la pena el esfuerzo que hemos hecho para darles una buena educación e inculcarles valores a nuestros hijos, el resultado es maravilloso. Por algo siempre me lo decía mi maíta Lourdes (Dios me la tenga en la gloria): «Mijo, tu salistes bien flaquito pero eso no importa y vas a ser bien sortario en la vida porque nacistes enmantillao».
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