By: Douglas Figueroa
Cómo apagar una vela sin soplar
Una mala costumbre que tiene la gente es la de apagar una vela soplando buches de aire con la boca sobre su titilante llama; ésto es anihigiénico, grotesco y tiene muy poca gracia. Además, al adulto mayor eso le cuesta mucho porque ya no sopla con tanta fuerza como antes, y tiene que hacer varios intentos cuando le toca apagar el montón de velas cumpleañeras.
Por fortuna no hay necesidad de andar soplándolas porque la física nos ofrece una variedad de opciones para apagar velas con mas estilo, elegancia y glamour. Aquí mostramos tres métodos que le enseñamos a los alumnos en la clase.
Método 1
«Mediante un pulso de onda sonora»
Colocamos una vela encendida, luego agarramos una botella de plástico sin su tapa y desde cierta distancia apuntamos en dirección a la vela para darle un toquecito por el fondo. Se genera así un corto pulso de ondas sonoras que se propaga y al llegar a la vela perturba el aire a su alrededor, apagando la llama en un santiamén. Luego repetimos el experimento pero ahora tratando de bloquearle el paso a la onda poniendo un frasco de vidrio delante de la vela, con asombro vemos que al pulso de sonido eso le importa un comino y le resbala, logrando también su cometido.
Los incrédulos alumnos se sorprenden y ahora quieren una explicación de ese efecto tan raro. Les decimos que el pulso de sonido logra evadir el obstáculo porque el aire es atraído al contorno del frasco de vidrio, gracias a la forma aerodinámica de la superficie cilíndrica, se llama «Efecto Coanda». Esto no sucedería con un obstáculo plano porque el flujo del aire al chocar sobre la superficie rebota y se dispersaría totalmente. El aire al ser un fluido viscoso se adapta en capas a la forma del vaso, lo rodea por detrás para luego continuar su camino hacia la llama y echarle tremendo apagón.
Método 2
«En una reacción térmica»
La llama de una vela se mantiene encendida mientras tenga suministro de aire que alimenta la reacción de combustión, quemando el oxígeno para transformarlo en CO2
y vapor de agua. Cuando cubrimos la vela con un vaso, estando prendida, la llama
se va extinguiendo poco a
poco por agotamiento del oxígeno, hasta que éste se acaba por completo.
Si te fijaste en el video, el nivel del agua sube dentro del vaso. ¿Por qué será? Esto sucede porque los gases formados pierden energía térmica después de extinguirse la llama. Así, al enfriarse presionan las paredes internas menos que antes.
Este descenso en la presión de los gases adentro es aprovechada por el aire atmosférico, que desde afuera empuja el agua del plato y la manda para arriba.
Método 3
« Por una descarga eléctrica»
Generamos un elevado voltaje de más de 20 mil voltios con ayuda de un amigo muy conocido llamado «Van de Graaff» y luego le conectamos un cable desde su cabezona cúpula esférica hasta una punta
metálica bien afilada que está colocada enfrente a la vela prendida.
El campo eléctrico que emana de la punta en la cercanía de la llama, es tan intenso
que le provoca una fuerte repulsión a la nube del plasma de las moléculas constituyentes de la llama que están ionizadas. La fumiga como si fuera el soplido de un viento, no de aire
sino de líneas de campo eléctrico, que acosa a las cargas con tanta
insistencia hasta lograr extinguir la llama.
En conclusión, hemos recurrido a tan sólo tres maneras de las tantas que nos proporciona la física para apagar una vela. Te invito a comparar las ventajas y desventajas que cada una ofrece. ¿Cuál fue la que te gustó más?
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