«El Grito»
Se trata del cuadro del pintor noruego Edvard Munch (1863-1944), que está considerado entre los más valiosos de la historia
del arte, y batió el record histórico en una subasta, superando con esa escandalosa cifra a todos los demás cuadros allí expuestos, como los de otros famosos: Pablo Picasso,
Salvador Dalí, Joan Miró y
Paul Gauguin.
Aquí la noticia cuando la obra fue subastada en Nueva York en 2012:
https://www.20minutos.es/noticia/1416293/0/grito-munch/cuadro-mas-valorado/subasta/

Técnica: Óleo, temple y pastel sobre cartón.
Estilo: Expresionismo
Se ve el rostro grotesco y cadavérico de una persona angustiada, que se lleva las manos a la cabeza, poniendo cara de desesperación, como si estuviera pidiendo auxilio. Algunos dicen que fue inspirado en la atormentada vida que llevó el famoso artista desde que era niño, sus hermanas tuvieron trastornos psiquiátricos y vio morir a su madre que sufría de depresión.
En el mundo en que vivimos, vemos a diario noticias insólitas que nos dejan sorprendidos. Para ser sincero, cuando yo vi cuál era ese bendito cuadro, a mi me pareció un poco rupestre, por sus trazos alocados y colores muy chillones. Me hizo recordar los dibujos que pintábamos en el cuaderno con los lápices prismacolor cuando éramos unos chamos en la Escuela. Sin dejar de reconocer que es bastante expresivo, pues tiene detalles interesantes que me llamaron la atención, y pensé:
¡Qué imagen tan elocuente, pero qué le pasaría al señor con ese gesto tan raro, que puso cara de pánico y se le ve muy asustado!
¿Acaso será porque al señor le echarían alguna vaina, o quien sabe si se le ve angustiado porque se tropezó con algún espanto?.
Pero, cuando me dijeron lo que habían pagado,...
¡Yo pegue mi Grito de verdad!
Aunque se tratara de una obra de arte tan famosa, entonces me surgieron un montón de dudas y me llamó mucho la curiosidad para quedarme convencido del por qué costaba un ojo de la cara.
Según los expertos, no existe una medida objetiva para valorar las obras de arte; algunos se dejan llevar por la fama y el estilo del artista, de acuerdo a su percepción estética o las ideas y algún mensaje que represente, o también a veces por la rareza
y antiguedad que tenga.
Cuando la noticia llegó al guasap de «La Gioconda», ella se puso rabiosa porque le pereció que ese cuadro era una porquería.
La curiosidad me llevó a buscarlo en internet y me enteré que Munch era un señor que andaba un poco atolondrado de la cabeza, pues en la esquina superior de su cuadro, él mismo colocó este letrerito escrito a mano:
«Esto solo pudo haber sido pintado por un loco»
Quizás eso lo hizo para que creyeran que el cuadro había sido
«vandalizado», o quien sabe si mas bien, fue para burlarse y llamar la atención de tanta «hipocresía»
de la gente que se la echa de tener conocimientos y ser expertos en valorar obras de arte.
Autoretrato de Edvard Munch
poniendo sus ojos desorbitados
Me parece que Edvard Munch era un «Tremendo Genio pero muy viva la Pepa» dotado de muy buen humor. Lo que él nunca se imaginó fue que muchos años después, por este cuadro con apariencia de Jodedera, iban a pagar esa extravagante cantidad de dinero. Pero vamos a dejarnos de Pendejadas, que muchos coleccionistas solo ven sus obras como una inversión para revalorizar su dinero, y solo les importa su firma en el cuadro, por la reputación que tiene el artista después de muerto.
Me perdonan la ignorancia y tan escasos conocimientos que tengo, para atreverme a opinar sobre tan delicado tema. Pero en vista del escandaloso precio (US $ 120 000 000), que pagaron por el famoso cuadro de tamaño (91 cm × 74 cm), por el simple placer que da verlo colgado en una pared, entonces me puse a reflexionar porque desafía la lógica y caí en la odiosa tentación de ponerme a hacer «comparaciones materialistas».
Se me ocurre que con ese dinero mas bien se le podría satisfacer sus necesidades básicas a tanta gente que vive en la pobreza extrema en el mundo
entero. Son muchos los niños que se levantan
todos los días para acudir a la escuela tronándoles las tripas por tener sus estómagos vacíos, y con ganas de «Pegar Gritos desesperados» y mas dramáticos que los del señor que aparece en el famoso cuadro del Leocadio Edvard Munch (Q.E.P.D).