Reminiscencias de un RioCariloco Arrinconado por el Coronavirus

        Escudriñando el baúl de los recuerdos en tiempos del Coronavirus                       Ante el acecho del implacable coronavirus y a...

El Sexómetro: ¿Eres hombre o mujer?

By: Douglas Figueroa 

 

En las actividades diarias de rutina y en los deportes, logramos guardar el equilibrio haciendo siempre reacomodos en las distintas partes de nuestro cuerpo, mediante el trabajo combinado de los músculos. Estos ajustes los hacemos de manera automática cada vez que necesitamos conservar la estabilidad, y es para desplazar nuestro «Centro de gravedad»; ese punto del cuerpo tan especial donde se concentra la atracción de la gravedad terrestre sobre toda nuestra masa corporal. La clave para el equilibrio es que el centro de gravedad lo mantengamos justo por encima de la base de sustentación, de lo contrario corremos el riesgo de volcarnos por la acción del torque de la fuerza de nuestro peso. 

 



Cuando uno está parado con una postura erguida, el centro de gravedad nos queda en un punto ubicado dentro del cuerpo a una altura cerca del ombligo. En esta posición de pie tenemos estabilidad, gracias a que la vertical que pasa por el centro de gravedad queda proyectada directamente a la zona de apoyo en el medio de las plantas de los dos zapatos. Una mujer al quedar embarazada, cambia su postura de manera muy natural, y cuando va caminando, desplaza su propio centro de gravedad echándose hacia atrás, para compensar el efecto adicional del bebé que lleva en su vientre.

 

Una persona joven, normalmente podrá tocar con los dedos de las manos la punta de sus zapatos, sin que tenga que flexionar las rodillas. Pero para lograrlo, inconscientemente se ve en la necesidad de echar su trasero hacia atrás. Al adoptar esta postura inclinada, el centro de gravedad lo desplaza para que salga fuera de su cuerpo, y así la línea de gravedad se mantiene encima del área limitada en la base de soporte de los pies.

 

 


 

Pero si alguien odioso quiere aguarle la fiesta a esta bella gimnasta, puede ponérsela difícil sugiriéndole que antes de intentar el ejercicio, coloque su espalda pegada sobre una pared vertical. Con esta condición ella pronto se dará cuenta que le será imposible llegar a tocarse la punta de sus zapatos; el problema que encuentra al tratar de agacharse es que no puede echar su trasero para atrás. A medida que se inclina, llega a una posición en la que no puede continuar hacia adelante porque siente que está a punto de perder el equilibrio e irse de bruces. Este impedimento se debe a que la línea vertical trazada por su centro de gravedad pronto tiende a salirse de los límites de la base en los zapatos.

 

 

 

¿Qué es lo que hacemos para levantarnos de una silla?        

        Cuando estás sentado en una silla, tu centro de gravedad lo sitúas muy cercano al nivel del ombligo. Si trazamos una línea vertical desde este punto, pasará por debajo de la silla, quedando más atrás de las plantas de tus zapatos. Pero cuando decidas levantarte de la silla, te verás en la necesidad de inclinar el cuerpo hacia adelante y a veces, meter un poco los pies debajo de la silla. De esta manera, desplazas tu centro de gravedad hacia adelante y puedes apoyarte en el suelo mientras te levantas. ¡Si no te habias dado cuenta, intenta verificarlo ahora mismo!

 


        ¿Quieres jugarle una broma a una persona para impedirle que se levante de una silla? Bastará con que uses un solo dedo; apóyalo suavemente sobre su frente. Así ella no podrá echar su cuerpo hacia adelante y por mucho que lo intente una y otra vez, le resultará una «misión imposible» ponerse de pie.

 


Las mujeres lo logran, los hombres fracasan: ¿Por qué será?

        Este es un reto que le planteamos a los estudiantes en nuestras clases para que se den cuenta que: «en física no todo es cuestión de tener fuerzas y energías», porque el supuesto sexo débil goza de cierta destreza de la que carecen los del supuesto sexo fuerte; esta tiene que ver simplemente con la diferencia que tienen en la ubicación corporal de sus centros de gravedad.

        El reto consiste en que la persona se ponga de rodillas en el suelo y en esa posición, trate de tocar un objeto con la punta de su nariz. Previamente, establecemos la distancia de ella al objeto, pidiéndole que coloque sus brazos extendidos sobre el suelo de forma tal que los codos queden apoyados sobre las rodillas y las puntas de los dedos de sus manos estiradas lleguen hasta el objeto, el «sexómetro».


¡Ellas lo logran!

 

¡Ellos fracasan!

 

        Esta es una demostración sencilla que además de ser un recurso didáctico motivante para la enseñanza de la física y los alumnos se divierten un montón. Cada vez que las presentábamos en las clases, ya de antemano sabíamos cual iba a ser el resultado; casi siempre, mientras las muchachas superaban el reto sin tener dificultad, los varones iban fracasando en el intento. La explicación es sencilla: 

 

«En proporción a la altura de una persona, el centro de gravedad en la mujer se encuentra ubicado a varios centímetros mas abajo que en el hombre»

 

         Los varones tenemos los hombros mas anchos, mientras que las mujeres disponen de una abundante masa muscular en las piernas y las caderas. Esta diferencia en la distribución de masas, a ellas les favorece y puedan disfrutar de una mayor estabilidad, es por eso que siempre nos van a ganar en este reto. 

 

        * Los videos aquí mostrados son de las Demos de Fisica del 2001, que presentamos en la USB junto con el Profesor Gustavo Gutiérrez (†). Nuestro agradecimiento va para las alumnas y alumnos que en aquellos recordados tiempos nos ayudaron participando con tanto entusiasmo. Puedes ver mas detalles en el siguiente enlace:

 

https://www.youtube.com/watch?v=zfX3ETvclBc&list=PLq7EsFejy4FEChe453h1LgzURnk63mhjZ&index=1

 


 





2 comentarios:

  1. Excelente, la física en su versión mas amena.

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  2. En los tiempos que corren el tema del género y/o sexo es algo delicado. Creo que si propones este instrumento de medida vas a ser "crucificado" en una buena parte del mundo occidental, jeje.

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